Visión general

La pobreza energética habitualmente se entiende como la incapacidad que tienen los hogares para tener unos niveles adecuados de servicios energéticos a un coste asequible. La pobreza energética tiene muchos efectos negativos, como son el menor consumo energético del que es necesario (ya sea a través de la reducción de la temperatura como del calentamiento parcial de la casa), incremento de las deudas en las facturas de energía, el corte del suministro y la deudas o el racionamiento en otras áreas del presupuesto del hogar. Además el racionamiento de energía y la incapacidad de mantener un hogar cálido pueden generar ambientes interiores poco saludables, causados por las bajas temperaturas interiores, humedad, moho que contribuyen a los efectos sobre la salud cardiovascular y respiratoria. La pobreza energética también se ha relacionado con impactos negativos en la inclusión social, el nivel educativo y la salud mental.  

Según Eurostat, 57 millones de personas son incapaces de mantener su hogar a una temperatura adecuada en invierno, 104 millones de personas no pueden mantener el confort en su hogar durante los meses de verano, 87 millones habitan en viviendas con insuficiente calidad y 52 millones de personas afrontan retrasos en sus facturas. 

La pobreza energética puede ser causada, entre otros, por los siguientes factores: (1) aumento del precio de la energía; (2) Bajos ingresos en el hogar (desempleo, bajos salarios, alto coste de la vida); (3) Viviendas ineficientes energéticamente (edificios no adecuadamente aislados, ventanas y puertas sin doble acristalamiento o con poca estanqueidad de las ventanas, sistemas de calefacción ineficientes, etc.); (4) Falta de acceso a fuentes de energía apropiadas.

De conformidad con la Directiva de eficiencia energética (2012/27 / UE), los países de la UE deben establecer un sistema de obligación de eficiencia energética que requiera que las compañías de energía logren ahorros anuales de energía en términos de ventas anuales a los consumidores finales (artículo 7). Como tal, las compañías de energía necesitan diseñar e implementar medidas que ayuden a los consumidores finales a mejorar la eficiencia energética de sus viviendas. Se requiere que una parte de las medidas se implementen como prioridad entre los hogares vulnerables, incluidos los afectados por la pobreza energética y, cuando corresponda, en viviendas sociales.